La Cueva de Hércules

Iglesia de San Ginés, Toledo

Ahmed-ar-Razi, también conocido como el moro Rasis, en su obra Crónica del moro Rasis ya desaparecida (siglo X d.C.), nos relata, a modo de vaticinio, el final del reino visigodo y la entrada de los musulmanes a la península, leyenda de la que se hicieron eco cronistas castellanos como Jiménez de Rada (De Rebus Hispaniae) o Alfonso X el Sabio (Crónica General de España) entre otros. En ella se relata que:

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Las murallas de Ávila

Cuenta una leyenda abulense que en el año de 1.112, Alfonso I el Batallador, belicoso monarca del reino de Aragón, plantaba sus tropas ante las murallas de la ciudad de Ávila. Su exigencia, que el Niño Rey le fuera entregado.

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Una de templarios

Iglesia de San Miguel de Breamo. Pontedeume, A Coruña.

Año de 1187. Guido de Lusignan, rey en esos momentos de Jerusalén, al mando de los contingentes templarios y hospitalarios sufre una gran derrota en Qurun-hattun ante el nutrido ejército de Salah ad-Din, Saladino. El máximo responsable de los cruzados en el reino de Cristo será capturado en las áridas tierras de los Cuerno de Hattin y hecho prisionero por los musulmanes junto con otros tantos nobles. Para su liberación, se verá obligado a ceder la ciudad de Asqalum. Desgraciadamente, no todo queda ahí. Al poco tiempo, los estandartes de la media luna ondearán sobre las torres de la emblemática Jerusalén.

En ese mismo año se construye San Miguel de Breamo. Ante la incertidumbre que se vive en la cristiandad y el temor que se tratara del inicio de la caída templaria, San Miguel es erigida, de forma secreta, sobre un antiguo santuario pagano; se construye no como templo para la advocación cristiana, sino como el testamento de la propia orden.

Esta es la leyenda de los Guardianes del Testamento Templario.

01 - IGLESIA DE SAN MIGUEL DE BREAMO

Iglesia de San Miguel de Breamo. Pontedeume, A Coruña.

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La leyenda de Medellín

Castillo de Medellín. Badajoz

A la muerte de este primer Conde (Rodrigo Portocarrero) le sucedió su hijo primogénito y heredero don Juan, a quien su madre disputó los derechos al condado encerrándole para su seguridad en una habitación secreta y casi subterránea de la planta baja del cubo o torreón que ocupa la parte central de la muralla que mira al Guadiana.

Nada menos que cinco años, según datos de la tradición, estuvo el desgraciado don Juan encerrado en aquella reducida prisión sin más luz que la muy escasa que entraba por la aspillera que aún existe, ni más ventilación y aire que el que de aquel pequeño espacio dentro del cual tenía que satisfacer todas sus corporales necesidades y sin ver ni hablar a nadie más que al criado que, de vez en cuando, bajase – también colgado – a limpiar la habitación.

Entablada las negociaciones parece que don Juan exigió que rompiera el muro como hoy está y aún se conserva la rotura, tratando de probar, por ésta su inocencia, al salir por sus pies y no colgando como entró.”.

CASTILLO DE MEDELLIN

Castillo de Medellín. Badajoz.

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La colonia tartésica de Conisturgis

Sobre la fundación de Tartessos nos llega el mito de Habis en el que se nos relata:

Gárgoris, su viejísimo rey, fue el primero en introducir la costumbre de recolectar miel. Como le hubiese nacido un nieto por estupro de su hija, por vergüenza quiso hacer morir al pequeño de varias formas, aunque la Fortuna le protegió de todos los peligros para que lograra el reino. En primer lugar, como hubiese ordenado que fuera abandonado, cuando unos días después envió a buscar el cuerpo del expósito, lo encontró alimentado por la leche de diversos animales salvajes. Después, tras ser llevado a casa, ordenó que fuera arrojado a un paso angosto que solía cruzar el ganado; decisión cruel, pues prefirió que su nieto fuese pisoteado a que sufriera una muerte simple. Como allí tampoco fuera dañado ni le faltara alimento, lo arrojó primeramente a perros hambrientos, por no comer durante muchos días, y después también a jabalíes. Y así, como no sólo no le dañasen que incluso era alimentado por las ubres de algunas fieras, por último ordenó que fuera arrojado al Océano. Entonces, se manifestó claramente un numen divino que le sostuvo sobre las olas y los mares enfurecidos, los cuales entrechocaban como si navegara sobre un navío, y no flotando sobre el mar, hasta ser depositado sano y salvo en la orilla. No mucho tiempo después apareció una cierva que ofreció sus ubres al pequeño. Finalmente, a partir de entonces, el muchacho adquirió del trato de la nodriza una agilidad extraordinaria y durante mucho recorrió montes y bosques entre manadas de ciervo con velocidad no inferior a ellos. Por fin, cazado a lazo, fue entregado al rey como regalo. Entonces reconoció al nieto por la semejanza de rasgos y las señales corporales que de niño le habían marcado a fuego. Admirado desde entonces por tantas desgracias y peligros, fue designado rey sucesor del reino…”. Justino (XLIV, 4)

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Huyendo de las tradiciones, me topé con la leyenda

Castro Lupario. Brión, Santiago de Compostela.

En el cruce donde se encuentran los caminos de la historia, la fantasía y la tradición, la única ruta posible a seguir será aquella que narra su leyenda.

Legion Novena Hispana

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