Ataque infructuoso

B.H. Capítulo IX

El hijo de Pompeyo el Grande, bajo la seguridad que le otorgaba su nueva posición – mantenía desplegadas sus legiones sobre una colina al abrigo del Salum Flumen y a relativa distancia del oppidum Ategua donde Julio César continuaba con sus labores de asedio -, era consciente de la importancia de ocupar el fuerte de Castra Postumiana. Sopesó los pros y los contras, pues el sitio tan ventajoso que ocupaba dicha fortificación así lo requería; no debía precipitarse.

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Colonia Lépida-Celsa

Velilla del Ebro. Zaragoza

Nos encontramos ante un claro ejemplo de cómo una de las ciudades más importantes de su territorio en época romana acaba desapareciendo en casi dos siglos de existencia. Su mayor error, entrar en la órbita de las guerras civiles acontecidas en el perido de la República.

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Contrebia Belaisca (continuación)

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Sekaisa era uno de los oppidum celtíberos más importantes en el territorio de los Belos que, como muchos otros asentamientos de carácter mayor, se habían adherido al pacto de Graco. Esta ciudad ha sido considerada como uno de los centros urbanos más antiguos de la zona, vinculada a la producción de hierro y, tal vez, de la plata. Acuñó moneda en esta primera mitad del siglo II a.C., lo que la convertiría en la ciudad indígena de mayor categoría.

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Castra Postumiana

B.H. Capítulo VIII

Desde un principio, Cneo Pompeyo sólo contemplaba la posibilidad de alargar la contienda como parte de la estrategia a seguir. El territorio de la Hispania Ulterior, abrupto y montañoso, sería el factor determinante que inclinaría la balanza a su favor. O, por lo menos, eso era lo que hasta esos momentos había considerado el general del bando optimate.

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Las carencias de Cneo

B.H. Capítulo VII

En el transcurso de la noche, una vez producidos los primeros enfrentamientos, Cneo Pompeyo ordenó abandonar sus posiciones e incendiar el campamento que hasta esos momentos había ocupado. Así lo dictaba el decálogo de estrategia militar para estos casos: procurar que las construcciones o materiales empleados no fueran reaprovechados por el enemigo y, en segunda instancia, utilizar el humo generado como elemento de protección que garantizara una retirada segura de tropas.

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La llegada a Ategua

B.H. Capítulo VI

Julio César había fracasado. Sus dos objetivos principales para acabar con las contiendas civiles antes de arreciar el crudo invierno, y por el que se había visto obligado a trasladarse hasta la provincia de la Ulterior hispana,  se le habían esfumado de las manos. Corduba resistía y Cneo Pompeyo evitaba enfrentarse a él en encuentro directo a campo abierto. Era muy consciente que con la decisión que acababa de tomar, aunque inevitable, acabaría reforzando el ánimo de sus enemigos.

El general ordenó abandonar el cerco del bastión pompeyano para buscar un nuevo escenario que le fuera más favorable a sus intereses. Además, resultaba prioritario dar solución al aprovisionamiento de sus legiones si quería ganar esta guerra.

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Municipium Pontificiensis Obulco

ATLANTE IBERO-ROMANO

Atlante íbero-romano. Museo de Porcuna, Jaén.

Fue a partir del siglo II a.C. cuando se inicia el proceso de romanización en el asentamiento túrdulo de Ipolca, pasando a denominarse el territorio, desde este preciso momento, como Obulco. Los habitantes del viejo oppidum, situado en lo que conocemos como Yacimiento Los Alcores, comienzan a repoblar las tierras bajas que hoy ocupa la actual Porcuna, pero sin desarraigarse aún de su cultura y costumbres íberas.

Aún en los prolegómenos de la romanización, República y primeros años del Imperio, Obulco gozó de cierto prestigio e importancia, manteniéndose como una verdadera aliada de Roma. Llegó a acuñar moneda propia, puesto que el comercio, los recursos agrícolas (las producciones de cereales y, en concreto, el trigo fueron símbolos de su numismática junto al arado) y la ganadería seguirán siendo sus mayores valedores en este territorio. Tanto fue así que, incluso, disfrutó de cierta autonomía con respecto al poder romano.

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Combates por la toma del puente

B.H. Capítulo V

Después del encuentro entre las tropas auxiliares y los defensores de Corduba en las cercanías de la ciudad, el factor sorpresa se había desvanecido. Los pompeyanos, acantonados en la plaza y en estado de alerta, esperaban la inminente llegada de César. No se limitaron a resguardarse tras las murallas, sino que Sexto Pompeyo ordenó desplegar un amplio dispositivo militar en torno a la única estructura fija que hacía viable salvar el curso del Baetis y alcanzar las puertas del importante bastión.

Cuando, por fin, el ejército del Dictador llegó a la ribera por su margen izquierda, pudo comprobar la imposibilidad de utilizar el puente con el que acercarse al bastión enemigo. Bien defendido, sus esfuerzos por tomarlo habían resultado en vano; por entonces ya causaban buen número de bajas. Por este mismo motivo, decidió enviar una partida de jinetes que recorriesen la orilla en busca de algún estrecho por donde vadear la vía fluvial. Pero no hubo suerte, la profundidad de sus aguas y la fuerza de arrastre de la corriente hacían imposible el intento.

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Objetivo, apoderarse de Corduba

B.H. Capítulo IV

Enviado parte del contingente en auxilio de Ulia, Julio César fijó sus miras en el núcleo central de la Ulterior, Corduba. A priori, sus intenciones parecían bastante claras: evitar que Sexto Pompeyo acudiera en apoyo al cerco que su hermano tenía impuesto sobre este oppidum fiel a su causa. Pero lo que de verdad tenía en mente el general romano no era otra cosa que apoderarse de este importante bastión pompeyano y lograr, con ello, un golpe de efecto, rápido y contundente, sobre las contiendas civiles por las que se había visto obligado a regresar a tierras hispanas. La caída de Corduba mermaría la moral de sus enemigos e, inexorablemente, influiría en la actitud de las ciudades que lo apoyaban. Por el contrario, si la guerra se prolongaba durante el periodo invernal, la situación podría agravar el estado de sus legiones y perjudicar sus propios intereses.

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El auxilio a Ulia

B.H. Capítulo III

En las fechas en las que Julio César llegaba al oppidum de Obulco, Sexto Pompeyo controlaba la plaza fortificada de Corduba, base principal del reducto optimate en la Hispania Ulterior. Su cometido no era otro que el de proteger la que entonces estaba considerada como la capital de la provincia.

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