B.H. Capítulo V
Después del encuentro entre las tropas auxiliares y los defensores de Corduba en las cercanías de la ciudad, el factor sorpresa se había desvanecido. Los pompeyanos, acantonados en la plaza y en estado de alerta, esperaban la inminente llegada de César. No se limitaron a resguardarse tras las murallas, sino que Sexto Pompeyo ordenó desplegar un amplio dispositivo militar en torno a la única estructura fija que hacía viable salvar el curso del Baetis y alcanzar las puertas del importante bastión.
Cuando, por fin, el ejército del Dictador llegó a la ribera por su margen izquierda, pudo comprobar la imposibilidad de utilizar el puente con el que acercarse al bastión enemigo. Bien defendido, sus esfuerzos por tomarlo habían resultado en vano; por entonces ya causaban buen número de bajas. Por este mismo motivo, decidió enviar una partida de jinetes que recorriesen la orilla en busca de algún estrecho por donde vadear la vía fluvial. Pero no hubo suerte, la profundidad de sus aguas y la fuerza de arrastre de la corriente hacían imposible el intento.
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