Año 858. Las naves vikingas de larga eslora, revestidas con redondos escudos y decoradas sus proas mediante imágenes de bestias infernales, volvían a arribar las costas de al-Andalus. En esta ocasión eran comandadas por dos jefes de gran reputación y prestigio: Bjorn Costado de Hierro y su hermano Hastein, ambos hijos del legendario rey vikingo Ragnar Lodbrok. Sus objetivos, los mismos que los del año 844 en tiempos del emir Abd al-Rahman II: atesorar todo el botón posible que se pusiera a su alcance y seguir acrecentando la estela de su fama.
Archivos Mensuales: octubre 2015
Zona residencial junto a la puerta monumental
Fue cruzar la puerta monumental del flumen Anae y desbordarme el enorme bullicio que la propia Augusta Emerita generaba en su interior. El gran alboroto de sus calles provocó el despertar de mi tranquilidad y letargo del que venía disfrutando a lo largo de todo el viaje.
Ciudadanos, libertos, esclavos, viajeros, comerciantes y demás gentes de a pie transitaban las viae de la urbe a través de sus amplias aceras porticadas. Los que iban sobre monturas y carruajes, utilizaban cómodamente el ancho de las calzadas. Igualmente ocurría con aquellos que se desplazaban recostados en literas portadas por sus esclavos. La gente iba y venía de un lado a otro, cruzaban las insulae y recorrían las calles en distintas direcciones. Sin lugar a dudas me encontraba en uno de los puntos principales y de mayor concurrencia de la colonia: el inicio del decumanus maximus.
Fuente Álamo: La llegada de los romanos al Singilis
Resuelto definitivamente el conflicto civil entre el ejército de Julio César y las facciones pompeyanas, dirigidas por Tito Labieno en la que vino a denominarse como Batalla de Munda, a los licenciados victoriosos de las tropas cesarianas y en gratitud a sus esfuerzos y confianza sobradamente demostrada, se les otorgó grandes extensiones de tierras en lo que hoy viene a denominarse como Valle del Guadalquivir. Espacios que, como no podía ser de otro modo, son entregados a estos veteranos en forma de centuraciones, es decir, terrenos parcelados.
Los Alcores
El primer asentamiento de Porcuna
Ipolca íbera, Obulco romana, aunque tras la Batalla de Munda se le otorgó el título de Urbs Victrix Nobilis (Victoriosa Noble Ciudad) con la que accedió a su ciudadanía. Un territorio este que, desde sus orígenes, siempre fue concebido como asentamiento estable y próspero debido a la enorme riqueza que proporcionaban sus tierras. A lo largo del tiempo llegarían otras civilizaciones, otras culturas, que modificarían la suya propia y su forma de nombrarla: Obolcón visigoda, Bulkuna árabe y, por último, Porcuna cristiana. Pero lo que debemos de tener siempre presente es que la historia de este asentamiento se inició con el poblado prehistórico de Los Alcores (Porcuna, Jaén)
Colonia Libertinorum Carteia
“Y llegó desde Hispania otra delegación de una nueva clase de hombres. Recordando que habían nacido de soldados y mujeres hispanas, con las que no había podido contraer matrimonio legítimo, en número superior a los cuatro mil hombres, pedían que se les diera una ciudad en la que habitaran. El Senado decretó que inscribieran sus nombres ante L. Canuleyo, y, de entre ellos, a los que hubiera manumitido. Decidió, así mismo, enviarlos como colonos a Carteia, junto al Océano; permitir que se incorporaran al censo de los colonos los carteienses que quisieran permanecer en su ciudad, una vez les fuera asignado un lote de tierra, que fuera una colonia de derecho latino y que se llamara de los Libertos“.
Texto de Tito Livio XLIII, 3 correspondiente a su obra Ab urbe condita.