Nerja, Málaga.
11 de enero de 1959. Cinco jóvenes de la pequeña localidad malagueña de Maro se adentran en los parajes conocidos como ‘la Mina del Cementerio’. En el transcurso de su recorrido advierten un profundo orificio por donde se filtra una fuerte corriente de aire; por su abertura huyen volando una nutrida bandada de murciélagos. No sin pocas dudas y temores, deciden penetrar finalmente en él y recorrer el oscuro y estrecho pasadizo que se abre ante sus pies. El 19 de abril de ese mismo año se daría a conocer a la opinión pública las Cuevas de las Maravillas, un extraordinario hallazgo de carácter geológico localizado a escasos kilómetros del pueblo costero de Nerja. Desde entonces, estas espectaculares cavidades naturales se han erigido como uno de los principales yacimientos arqueológicos prehistóricos del sur peninsular.