En tiempos de conjuras y delaciones
“Mira, esto te lo envía el Senado.”. Interesante cita la de Dión Casio (Historia Romana, L.XXI), en boca del cándido Claudio Pompeyo Quinciano, para dar comienzo a nuestro relato.
En tiempos de conjuras y delaciones
“Mira, esto te lo envía el Senado.”. Interesante cita la de Dión Casio (Historia Romana, L.XXI), en boca del cándido Claudio Pompeyo Quinciano, para dar comienzo a nuestro relato.
Augusto de Prima Porta
Dos son las esfinges que sostienen la coraza del que brinda una nueva época a Roma, la Pax Augusta, lejos de esa débil y caduca República. Una mira al frente, lo que ha de venir, la otra lo hace atrás, hacia aquellos tiempos decadentes ya pasados. Despiadadas e inteligentes, como el que ahora gobierna y protege la ciudad; implacables, si fuese necesario, ante cualquier nueva adversidad. Por ello arenga a sus tropas, adelantando su brazo derecho mientras el izquierdo, retrasado, sostiene el paludamentum enrollado a su cintura.
Via del Velabro, Roma
22 de mayo del año 337 d.C. En Nicomedia (actual Izmit, Turquía) fallece Constantino el Grande. Su funeral y entierro cristiano, a petición del propio difunto aún en vida, serán los primeros que se celebren fuera de Roma en honor a un emperador. A las ceremonias del padre sólo asistirá uno de sus tres hijos, Constancio II, primer César en llegar a la ciudad. Sus otros dos hermanos, Constantino II y Constante, se mantendrán a la espera en Occidente.
En esta ocasión marchamos hacia la Colina Capitolina, zona de impresionantes museos. Lo hacemos recorriendo las faldas del monte Palatino flanqueado aún por los terrenos donde, en la Antigua Roma, se asentaba el Circo Massimo. Hemos alcanzado las proximidades del río Tíber, lo que sería parte del Campus Martius. Pero… ¿por qué tanta prisa? ¿Qué tal si hacemos una pequeña parada en este lugar y nos deleitamos un poco con el Teatro Marcelo?
Que cruel es la ignorancia cuando así lo pretende, momentos en los que uno tiene ante sus ojos una joya, un verdadero tesoro, y es incapaz de percibirlo. Claro, que si el elemento en cuestión da pie a confusas interpretaciones, nada se puede hacer para evitarlo. A decir verdad, esto lo llamo yo ‘consuelo de tontos’.
“… Bajo el consulado de Tiberio Nerón y Publio Quintilo, cuando regresé a Roma de mi viaje a Hispania y la Galia y después de haber llevado a cabo afortunadas empresas en estas provincias, el Senado decretó que se debía consagrar en honor a mi llegada el Ara Pacis en las proximidades del Campo de Marte y dispuso que los magistrados, sacerdotes y vírgenes Vestales celebrasen cada año un sacrificio en él.”. (Res Gestae Divi Augusti, 12.2)
Tercer cuarto del siglo III d.C., en cualquier rincón del Imperio nace un nuevo usurpador, un rebelde local o un autoproclamado rey de un territorio. Los nuevos imperators son nombrados por la guardia pretoriana o se proclaman apoyados por sus legiones. Algunos se suicidan, otros son simplemente asesinados.
El Imperio se hace viejo y envilece. Roma se siente incapaz de hacer frente a todas sus amenazas y las fronteras, desde el Rin hasta el Éufrates, se contraen cada vez más. Ya no nacen emperadores de gran carisma como Augusto, Trajano o Antonino. El Senado se manifiesta abiertamente infiel y traidor, corrupto. La única garantía que sobrevive en este tiempo es la nueva estirpe de combatientes procedentes de las lejanas tierras del Danubio; una nueva casta de líderes a las que se aferran sus legiones para intentar mantener el poder sobre el resto de pueblos, aun sacrificando parte de sus antiguas tradiciones.
Deméter, hija de Chrono y Rea, para la población griega era su diosa de la siembra, los cereales y las plantas; la divinidad a la que debían honrar en tiempos de cosecha. Todos los años era la inmortal encargada de hacer madurar el dorado trigo en los campos helenos y, cada final de verano, los habitantes, contentos y satisfechos, salían en procesión para agradecerle la fertilidad de sus tierras y abundancia de los frutos.
Permitidme que en esta ocasión os cuente una breve historia, una experiencia personal que está muy relacionada con la Cloaca Máxima de Roma y que muchas de mis amistades más allegadas bien conocen de viva voz. Dejemos, pues, aparcado por hoy los datos históricos, las curiosidades del pasado, los magníficos yacimientos, etc., y echemos unos minutillos de risas con el siguiente artículo. De camino, aprovecharemos para mostrar esta preciosa parte de la ciudad por si a alguno de vosotros os llega a interesar.
¿Tienes pensado viajar a la ‘Ciudad Eterna‘ en las próximas fechas? Siendo este tu destino elegido, sin duda la cultura y la historia han sido dos razones de peso a la hora de tomar tu decisión final. ¿Cierto?
Lo que intentaremos en este artículo será ofrecerte una propuesta para el conjunto de lugares que tienes pensados visitar durante tu estancia en la capital italiana. ¿Pero cómo?, ¿que vas a estar sólo un par de días y quieres aprovecharlos al máximo para moverte únicamente por los lugares más emblemáticos? ¡Guau!, el Coliseo, Palatino, Foros y museos, sin mencionar sus fantásticas plazas públicas, son todos impresionantes. Pero no te preocupes, pues no nos llevará mucho tiempo; si acaso una hora. Además, nos pilla muy cerquita del centro neurálgico, así que, cuando terminemos, puedes continuar con tu itinerario marcado sin problema alguno.
Venga, si te interesa un viaje a través de la Historia y del tiempo, quedamos en el mismo Coliseo, porque en Roma todos los caminos llevan a las puertas del monumental anfiteatro. Sigue leyendo si te interesa, allí te espero.