El mito de Pélope e Hipodamía

Mosaico en Villa Romana de NohedaVillar de Domingo García, Cuenca

El triclinium de la villa señorial de Noheda, un enorme comedor preparado en una gran sala de planta rectangular de la que destacaban tres exedras. De techos abovedados y paredes enlucidas con bellos frescos, su interior estuvo decorado con un buen número de esculturas y, esto hay que subrayarlo, impresionantes mosaicos. Uno de estos pavimentos hace alusión al conocido como mito de Pélope e Hipodamía. Sabed que el mosaico de Noheda es hasta la fecha la única pieza que detalla, de forma íntegra, todos los episodios del pasaje recogido en la mitología griega. Por este mismo motivo, hoy paso a relataros su historia aprovechando cada uno de los detalles que en él fueron representados y que se narran sobre su superficie.

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La tragedia de Hipólito y Fedra

Sarcófago en la Torre del Pretorio, Tarragona.

La historia que hoy paso a contaros trata de amores y rencores, envidias, venganzas y muertes que, junto a las figuras de reyes, héroes y dioses de la mitología griega, hacen de esta tragedia un relato inconmensurable.

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Deméter

Deméter, hija de Chrono y Rea, para la población griega era su diosa de la siembra, los cereales y las plantas; la divinidad a la que debían honrar en tiempos de cosecha. Todos los años era la inmortal encargada de hacer madurar el dorado trigo en los campos helenos y, cada final de verano, los habitantes, contentos y satisfechos, salían en procesión para agradecerle la fertilidad de sus tierras y abundancia de los frutos.

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El juicio de Paris

Museo del Mosaico Romano de Casariche, Sevilla

Esta historia comienza cuando Hécuba, reina y esposa del rey Príamo de Troya, sueña con aquel que, naciendo de su vientre, acabará incendiando y destruyendo su ciudad. Sin saberlo, los oráculos habían vaticinado que el niño que llevaba en su seno, traería consigo la tragedia al reino.

Temerosos por tan nefasta predicción, tras el alumbramiento de Paris sus progenitores decidieron abandonarlo en el monte Ida para que entre sus bosques y escarpes pereciera. Afortunadamente, la criatura fue encontrada por unos pastores que lo pusieron bajo su protección como si fuera su propio hijo. Fue de esta forma como el que llegará a convertirse en el príncipe Paris de Troya vivirá su juventud siendo un humilde pastor en las montañas cercanas a la ciudad que le vio nacer.

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