La extravagante tumba de un panadero

Que cruel es la ignorancia cuando así lo pretende, momentos en los que uno tiene ante sus ojos una joya, un verdadero tesoro, y es incapaz de percibirlo. Claro, que si el elemento en cuestión da pie a confusas interpretaciones, nada se puede hacer para evitarlo. A decir verdad, esto lo llamo yo ‘consuelo de tontos’.

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El general Marco Cornelio Nigrino

Una crónica imperial de Edeta-Lauro. Llíria, Valencia

Cónsul, tribuno militar de la legio XIV Gemina, pretor con los emperadores Vespasiano y Tito, legado augusto de la legio VIII Augusta, propretor de la Provincia Aquitania, legado propretor de la provincia de Moesia. Recibió por la guerra en la Dacia dos coronas murales, dos coronas vallares, dos coronas navales, dos coronas aureas, ocho astas puras y ocho estandartes. Alcanzó el Legado del augusto propretor en la provincia de Siria y, finalmente…, fue olvidado, borrado de la Historia y del recuerdo; la damnatio memoriae había cumplido su cometido. El único error, su incuestionable fidelidad a la familia Flavia.

INSCRIPCION HONORIFICA

Inscripción honorífica: «A Marco Cornelio Nigrino Curiacio Materno, hijo de Marco, de la tribu Galeria, cónsul…; Tribuno militar de la legión XIV Gémina, elegido entre los pretores (?) por el emperador Cesar Vespasiano Augusto y por el emperador Cesar Tito, hijo del Augusto; por ellos mismos designado para redactar los libros del censo; Legado del Augusto de la legión VIII Augusta; Legado del Augusto en funciones de pretor en Moesia, condecorado en la guerra Dácica con dos coronas murales, dos coronas vallares, dos coronas navales, dos coronas aúreas, dos hastas puras y ocho estandartes; Legado del Augusto como pretor de la provincia de Siria.» Museo Arqueológico de Llíria, Valencia.

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La leyenda de Marcus Licinius Crassus

Sala Marco Craso en Cueva del Tesoro. Rincón de la Victoria, Málaga

Un historiador local de finales del siglo XVIII, don Cristóbal Medina Conde, recoge de otro autor anterior (siglo XVII, Fray Antonio Agustín de Milla y Suazo) que el refugio utilizado por Marco Craso en el año 86 a.C. con el objeto de esconderse de sus perseguidores Mario y Cinna durante ocho meses, según la obra de Plutarco, fue la Cueva del Higuerón, es decir, la actual Cueva del Tesoro y que, tras su descubrimiento, una de sus salas quedó bautizada con el nombre Sala de Marco Craso. Este historiador hace referencia a dos aspectos importantes que relacionarían este lugar con los hechos narrados por el historiador griego:

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