«… Éste durante su duovirato ofreció juegos públicos y durante el mismo número de días (juegos) privados. Del mismo modo, a la totalidad de los habitantes en el Municipio y a los residentes los convocó ofreciéndoles, de modo gratuito, baños y ungüentos. Así también, en el mismo día a los jóvenes obsequió con juegos en el teatro (y) para los hombres y mujeres proporcionó gratuitamente (su entrada) al gimnasio y a los baños…«
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La Colonización
Acinipo. Capítulo II
Por supuesto que nadie recuerda cuál fue el motivo que empujó a estos colonos para asentarse en una comarca tan montañosa. Tal vez vinieran huyendo de las belicosas tribus celtas de donde procedían o puede que, por otro lado, formaran parte de alguna de ellas y alcanzaron estas ricas tierras con objeto de constituirse como punta de lanza en sus propósitos de expansión y colonización.
Prólogo
Acinipo. Capítulo I
No había acabado de despuntar el sol sobre la cima de las montañas cuando, la partida de jinetes ataviados con una guisa bastante extraña y sin hierro con el que proteger sus cuerpos, llegaron a galope por la vieja calzada. Lo hicieron envueltos bajo la polvareda provocada por los cascos de sus pequeñas monturas, unas cabalgaduras estas que nada tenían que ver con las robustas bestias de combate que utiliza la guardia y que, de vez en cuando, se ven pasar por estos viejos parajes olvidados por el hombre.
CALDUBA
Castellum Aquae en el Conventus Gaditanus
Poco o casi nada conocemos de este asentamiento de origen turdetano que sirvió de base para una posterior ocupación romana desde época republicana (siglos II-I a.C.) y a los que algunos autores han querido identificar, a partir de un texto de Ptolomeo y sin apenas rigor científico, con la antigua ciudad de Calduba.
Acceso a la ciudad monumental
El viajero que llegaba por primera vez a estas fértiles tierras de la Baetica; el mercader con intenciones de ofrecer sus exóticas mercancías a los ciudadanos más notables; o, simplemente, el emigrante atraído por las favorables condiciones económicas y amplias miras de promoción social que ofrecía Singilia Barba, admirarían la majestuosidad de la ciudad mientras se iban acercando a ella a través del trazado que dibujaba su calzada. Atrás quedaban los grandes valles y sus extensiones de cultivo, así como las imponentes villae destinadas a la producción continuada de vino, aceite y cereales. Seguramente que, antes de partir, a estos viajeros y mercaderes de la Hispania del siglo II d.C. les hablarían de la riqueza de sus campos, aunque en su imaginación apenas pudieron acercarse a lo que llegaban a contemplar con sus propios ojos.
Las producciones en Singilia Barba
Una abundancia de recursos hídricos obtenidos por los ríos y afluentes de la zona, así como los buenos accesos a sus depósitos arcillosos, contribuyeron a la proliferación de este tipo de instalaciones dedicadas a la producción alfarera durante los siglos I y II d.C. Hornos excavados en el subsuelo, de cámara circular y parrillados, producían la cerámica común utilizada en la vida cotidiana de los habitantes de Singilia Barba y su ager dependiente.
Una tierra muy rica
Las características climatológicas y las propiedades del suelo hacían de la Vega Antequerana un lugar con abundantes tierras fértiles donde, unido al excelente elemento comunicador del Valle del Guadalhorce, propiciaría el cultivo y comercio del olivo y la vid, así como de la producción de sus envasados. Singilia Barba y sus alrededores ocuparán un papel fundamental en la producción y comercio de aceite destinado, en su mayor parte, al abastecimiento de Roma durante los primeros siglos del Imperio.
El Castellum de Santillán
Una más que probable granja fortificada
Hoy me gustaría contaros cómo se puede convertir una mañana placentera de domingo, donde lo único que tenemos anotado en la agenda son unas tortillas de patatas y algunos filetes ‘empanaos’, en un día de enormes descubrimientos históricos y arqueológicos.
Castro de Borrenes
Un ejemplo de la llegada de las tropas romanas
El Castro de Borrenes nos enseña el momento preciso en el que una población indígena de cultura astur, tras la pérdida paulatina de todo su territorio, intenta escapar de la presión romana refugiándose bajo unas nuevas defensas aun sin finalizar. Pero en el instante en el que se encuentran acabando la construcción de sus murallas, son sorprendidos y sometidos. El destino de estas gentes serán los trabajos forzados para la extracción de oro en Las Médulas.
La ciudad como eje de comunicaciones
La nueva ciudad romana quedó adscrita al Conventus Astigitanus, situada a los pies de la Sierra del Torcal. Era este un terreno llano y fértil, de gran aprovechamiento agrícola, regado por las aguas del cercano cum fluvio foederatorum (el río de los federados o de Malaca que menciona Plinio, pero también denominado por Ptolomeno como Saduce o la ciudad con río). Nos estamos refiriendo al río Guadalhorce de Málaga.