Las termas menores de Italica

De los distintos edificios termales con los que contó la ciudad de Itálica, sólo dos de ellos, y de índole público, han sido excavados hasta el momento, aunque parcialmente.

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El balneum

Como ya comentábamos en su artículo anterior, en un pequeño bosque situado a las afueras del núcleo poblacional, a intermediación entre los oppidum de Ipagrum (actual Aguilar de la Frontera) y Ostippo (Estepa. Para leer el artículo relacionado con el asentamiento turdetano de Astapa, pulsa aquí), los veteranos de las legiones recién licenciadas levantaron un balneario público con ayuda de las comunidades indígenas. Un balneum dedicado al ocio y culto a las aguas donde los nuevos colonos, así como los comerciantes y viajeros que empezaron a transitar por estas tierras, pudieron disfrutar del placer que les brindaban estos baños mientras descansaban, comían, practicaban deporte o formalizaban acuerdos mercantiles.

Aprovechando la calidad de las aguas que corrían por un inmenso arroyo, sin olvidar las excelentes estructuras que los antiguos pobladores ya tenían levantadas a modo de tapiales, se construyó el balneum o balneario de Fuente Álamo.

2-1 - TERMAS DE INVIERNO TEPIDARIUM Y CALDARIUM

Termas de invierno. Tepidarium y Caldarium. Villa Romana de Fuente Álamo. Puente Genil, Córdoba.

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Complejo termal: continuación

Los Baños de Alhama de Murcia

Como comentábamos en publicaciones anteriores (pulsa aquí para leer), cuatro fueron los manantiales que surtían de aguas salutíferas al antiguo balneario romano de Alhama de Murcia. Tres de ellos lo hacían a temperaturas muy elevadas, destinadas a los distintos usos terapéuticos practicados en las salas termales. El cuarto manantial, también de aguas mineralizadas pero a 19ºC, fue empleado para la ingesta directa del enfermo cuando su tratamiento así lo requería. También se utilizaron en los baños de pulverización y, sobre todo, en el aprovisionamiento de las diferentes piscinas dedicadas al recreo.

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Hablar con la gente siempre es de provecho

Cuando crees haber terminado, no has hecho más que empezar

Son numerosas las ocasiones en las que crees que vas a dejar zanjado un determinado proyecto y por ello te sientes satisfecho. Todo está preparado: la documentación, los horarios, la ruta y coordenadas, etc. Pero cuando por fin te desplazas a ese punto de interés y hablas con la gente dedicada al yacimiento o centro de interpretación, descubres que, sencillamente, estabas muy equivocado. Sin pretenderlo, acabas sumergido en un nuevo objetivo y todo vuelve a empezar de cero.

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