Los baños romanos de Fortuna

Fortuna, Murcia

A los pies de lo que hoy se conoce como la Sierra del Baño, inmersos en pleno proceso de romanización durante el siglo I d.C., se monumentalizará un nacimiento natural de aguas siguiendo los cánones de tipo oriental-helenístico. Sería este un balneario que, desde antaño y motivado por sus propiedades especiales, siempre fue aprovechado por la población nativa del lugar.

Desde el punto de vista edilicio, podríamos estar hablando de un balneario romano como tantos otros que se erigieron en pleno periodo de la colonización romana; desde la perspectiva salutífera de sus aguas, podría tratarse de otras termas naturales del sureste peninsular – caso de Alhama o Mazarrón, por poner varios ejemplos -, ricas en propiedades curativas. Pero la cuestión que realmente tendríamos que plantearnos sería la siguiente: si en el término municipal de la actual Fortuna no se ha detectado presencia alguna de poblamiento romano que obligara a embellecer y sacralizar este nacimiento de aguas curativas, ¿qué pudo empujar a ello teniendo en cuenta que las ciudades más cercanas se encontraban a medio centenar de millas de distancia?

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Complejo termal: continuación

Los Baños de Alhama de Murcia

Como comentábamos en publicaciones anteriores (pulsa aquí para leer), cuatro fueron los manantiales que surtían de aguas salutíferas al antiguo balneario romano de Alhama de Murcia. Tres de ellos lo hacían a temperaturas muy elevadas, destinadas a los distintos usos terapéuticos practicados en las salas termales. El cuarto manantial, también de aguas mineralizadas pero a 19ºC, fue empleado para la ingesta directa del enfermo cuando su tratamiento así lo requería. También se utilizaron en los baños de pulverización y, sobre todo, en el aprovisionamiento de las diferentes piscinas dedicadas al recreo.

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Complejo termal

Los Baños de Alhama de Murcia

Nos situamos en los primeros siglos del Imperio, una etapa de la historia conocida como “Pax Romana”. Atrás quedaron los días de conflictos e inestabilidad, tiempos en los que se combatía por la defensa del territorio y para su conquista. La vieja Iberia recibe ahora la continua llegada de nuevos colonos, los cuales van extendiendo el manto de su cultura y costumbres por los cuatro puntos cardinales de la que ha quedado denominada como Hispania.

Carthago Nova, por su privilegiado emplazamiento natural y pasado de excelentes relaciones comerciales, se ha convertido en una de las ciudades que mejor ha absorbido este proceso de romanización. Su portus se perfila como el destino preferido para muchos de estos ciudadanos que llegan a él con el deseo expreso de encontrar unas tierras donde prosperar. Esta situación ha originado el crecimiento imparable de la urbe y una reocupación del territorio cercano.

CERRO DEL CASTILLO DE ALHAMA

Cerro del Castillo en Alhama de Murcia.

En este último caso es donde debemos situar al antiguo emplazamiento íbero localizado en la actual Alhama de Murcia. Un lugar en el que los nuevos habitantes echarán sus raíces y acabarán transformando el paisaje gracias a su forma de vida y a los conocimientos que para ella aportan.

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