«… Éste durante su duovirato ofreció juegos públicos y durante el mismo número de días (juegos) privados. Del mismo modo, a la totalidad de los habitantes en el Municipio y a los residentes los convocó ofreciéndoles, de modo gratuito, baños y ungüentos. Así también, en el mismo día a los jóvenes obsequió con juegos en el teatro (y) para los hombres y mujeres proporcionó gratuitamente (su entrada) al gimnasio y a los baños…«
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Acceso a la ciudad monumental
El viajero que llegaba por primera vez a estas fértiles tierras de la Baetica; el mercader con intenciones de ofrecer sus exóticas mercancías a los ciudadanos más notables; o, simplemente, el emigrante atraído por las favorables condiciones económicas y amplias miras de promoción social que ofrecía Singilia Barba, admirarían la majestuosidad de la ciudad mientras se iban acercando a ella a través del trazado que dibujaba su calzada. Atrás quedaban los grandes valles y sus extensiones de cultivo, así como las imponentes villae destinadas a la producción continuada de vino, aceite y cereales. Seguramente que, antes de partir, a estos viajeros y mercaderes de la Hispania del siglo II d.C. les hablarían de la riqueza de sus campos, aunque en su imaginación apenas pudieron acercarse a lo que llegaban a contemplar con sus propios ojos.
Las producciones en Singilia Barba
Una abundancia de recursos hídricos obtenidos por los ríos y afluentes de la zona, así como los buenos accesos a sus depósitos arcillosos, contribuyeron a la proliferación de este tipo de instalaciones dedicadas a la producción alfarera durante los siglos I y II d.C. Hornos excavados en el subsuelo, de cámara circular y parrillados, producían la cerámica común utilizada en la vida cotidiana de los habitantes de Singilia Barba y su ager dependiente.
Una tierra muy rica
Las características climatológicas y las propiedades del suelo hacían de la Vega Antequerana un lugar con abundantes tierras fértiles donde, unido al excelente elemento comunicador del Valle del Guadalhorce, propiciaría el cultivo y comercio del olivo y la vid, así como de la producción de sus envasados. Singilia Barba y sus alrededores ocuparán un papel fundamental en la producción y comercio de aceite destinado, en su mayor parte, al abastecimiento de Roma durante los primeros siglos del Imperio.
La ciudad como eje de comunicaciones
La nueva ciudad romana quedó adscrita al Conventus Astigitanus, situada a los pies de la Sierra del Torcal. Era este un terreno llano y fértil, de gran aprovechamiento agrícola, regado por las aguas del cercano cum fluvio foederatorum (el río de los federados o de Malaca que menciona Plinio, pero también denominado por Ptolomeno como Saduce o la ciudad con río). Nos estamos refiriendo al río Guadalhorce de Málaga.
Un Nuevo Asentamiento
Singilia Barba, ciudad citada por Plinio, todo hay que decir en un texto bastante confuso, donde se nombra una ciudad llamada Singili. Para la segunda parte de la nominia, podría tratarse de la Barba, Barlar o Balar citada por Ptolomeo; así como la Barba del itinerario de Antonino; o también como la ceca monetaria visigoda Barbe mencionada en el Concilio de Elvira y en las leyes Visigotorum XII, durante los reinados que transcurrieron desde Sisebuto a Tulga. Con el paso del tiempo se aceptó la denominación que hoy conocemos como Singilia Barba.