El desembarco de Tariq

Ermita de los Santos Mártires. Medina Sidonia, Cádiz

Andaba reorganizando las notas y apuntes sobre la invasión musulmana cuando, irremediablemente, se me vino a la memoria mi primera visita a Medina Sinonia; de esto hace ya unos cuantos años. El motivo que me empujara a conocerla, aparte de sus maravillosos restos romanos, era la Ermita de los Santos Mártires, santuario también conocido con el nombre de Santiago del Camino, que se encuentra a las afueras de esta preciosa localidad. Resulta también que sobre esas fechas absorbía todo aquello que llegaba a mis manos relacionado con la batalla de Guadalete, la derrota de don Rodrigo y el final de un reino visigodo desde hacía tiempo en decadencia. Pues bien, hoy me animo a tratar uno de los episodios menos conocidos de esta parte de nuestra Historia, me estoy refiriendo a las jornadas previas al enfrentamiento entre ambos ejércitos cuando el general bereber Tariq ibn Ziyad desembarcara en las costas gaditanas. Espero que os guste.

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Begastri (continuación)

<< Viene del artículo Begastri, una ciudad episcopal

No tardarían en llegar las guerras civiles entre monarcas y facciones aristócratas en el reino visigodo; nobles siempre codiciosos por usurpar el trono del Regnum Visigothorum. Atanagildo, careciendo de las tropas necesarias para intentar destronar a Agila I, decide buscar apoyo en el Imperio Romano de Oriente. Justiniano I, quien reinaba por aquel entonces, no desaprovechó la oportunidad de intervenir en Hispania y continuar avanzando en su ambicioso proyecto Renovatio Imperii Romanorum, es decir, la reunificación de todos aquellos territorios que en su día estuvieron bajo el poder del viejo Imperio Romano.

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Begastri, una ciudad episcopal

Cabezo Roenas. Cehegín, Murcia

«Abd al-Aziz, hijo de Muza, hijo de Noseir a Teodomiro, hijo de Gabdus , en virtud de la cual queda convenido, y se le jura y promete por Dios y su Profeta (a quien Dios bendiga y salve) que tanto a él, como a cualquiera de los suyos, se les dejará en el mismo estado en que se hallen respecto del dominio libre de sus bienes; no serán muertos, ni reducidos a esclavitud, ni separados de sus hijos, ni de sus mujeres; se les permitirá el culto de su religión, y no serán incendiadas sus iglesias, ni privadas de su propiedad libre, en tanto que observe y cumpla fielmente lo que pactamos con él, a saber: que entregará por capitulación las siete ciudades, Auriola, Villena, Alicante, Muía, Begastro, Ello y Lorca; que no se dará hospitalidad a los que huyan de nosotros, ni a los que nos sean hostiles, ni se molestará a los que nos sean fieles adictos, ni nos ocultarán las noticias que tuvieren respecto de nuestros enemigos; que él y los suyos pagarán cada año un dinar, cuatro almudes de trigo, cuatro almudes de cebada, cuatro azumbres de vinagre, dos azumbres de miel y dos azumbres de aceite, y la mitad de esto los siervos. Fueron testigos. Otman, hijo de Abuabda, el Corcixí; Habib, hijo de Abuobaida, el Fihrí; Abdala, hijo de Meicera, el Falimí; y Abucain, el Hadalí; fué escrito en el mes de Racheb del año 94 de la hégira«

Pacto de Teodomiro. Abril de 713.

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