Cuando crees haber terminado, no has hecho más que empezar

Son numerosas las ocasiones en las que crees que vas a dejar zanjado un determinado proyecto y por ello te sientes satisfecho. Todo está preparado: la documentación, los horarios, la ruta y coordenadas, etc. Pero cuando por fin te desplazas a ese punto de interés y hablas con la gente dedicada al yacimiento o centro de interpretación, descubres que, sencillamente, estabas muy equivocado. Sin pretenderlo, acabas sumergido en un nuevo objetivo y todo vuelve a empezar de cero.

El caso de mi amigo el arqueólogo de Basti

Estaba empecinado en visitar la ciudad íbero romana de Basti (actual Baza, Granada. Sí, la misma Baza donde se encontró la famosa dama de Baza, pero en el cerro que queda justo enfrente) y ver con mis propios ojos el magnífico templo aledaño al foro que habían excavado. Aunque el CIYA (Centro de Interpretación de los Yacimientos Arqueológicos de Baza) es impresionante, calzaba mis cómodas Chiruca y la ocasión no venía dada para pisar suelo de parquet, sino más bien tierra del propio yacimiento.

El personal de este Centro de Interpretación me atendió muy amablemente y fueron ellos quienes me indicaron que en el Cerro Cepero (pequeña elevación natural donde se excavaron los restos de la antigua Basti) se encontraba uno de sus arqueólogos. De esta forma, y sin pensármelo dos veces, me encaminé hacia el objetivo tan deseado. Estaba dispuesto a fotografiar lo que pudiera del yacimiento y a hablar un poco con las personas que en él estuviesen trabajando.

Como no podía ser menos, nada más llegar, me presenté y pedí permiso para fotografiar su trabajo en la medida de lo posible. Sin problema alguno me contestaron, invitándome a pasar. Por fin había llegado la ansiada hora de disfrutar de Basti.

Fue este mismo arqueólogo el que me informó sobre los trabajos que estaban llevando a cabo; parece ser que en esos momentos sólo se trataban de meras actuaciones de acondicionamiento. También me comentó dónde podía encontrar el resto de vestigios esparcidos a lo largo de las faldas del Cerro, por lo que podía aprovechar para echarles un vistazo.

Una vez que recorrí el susodicho altozano y agradecido por toda la información proporcionada, antes de regresar quise subir nuevamente y despedirme en persona. A esto que cuando ya me marchaba, mi amigo el arqueólogo me preguntó: ¿conoces el Castellum de Cerro Trigo? Se trata de unas antiguas caballerizas de época republicana que hay en Puebla de Don Fadrique. Aunque no queda mucho, todavía se puede contemplar con claridad el trazado de los muros de la fortificación.

Una leve sonrisa se dibujaba en sus labios, mientras que a mí se me quedaba cara de completa estupefacción. No tenía ni idea de lo que me acababa de contar y lo peor de todo, ¿cómo haría para ir hasta allí? Yo que me creía tener saciada mi enorme curiosidad con la visita a Basti, ahora me encontraba con un nuevo itinerario del cual no sabía absolutamente nada.

Tuve que esperar al menos tres meses, regreso de mi segundo viaje a Carthago Nova, para conseguir saciar mi nueva curiosidad. Decidí desviarme de mi destino e ir a visitar los restos de esta fortificación republicana (datada de finales del siglo II a finales del siglo I a.C.) Fue este un emplazamiento donde permaneció una pequeña guarnición, posiblemente de caballería, encargada de vigilar los caminos y garantizar el cobro y transporte de impuestos.

Magnífico ejemplo, ¿no? Pues aquí va otro donde nos podemos hacer una idea que las localidades que visitamos están ‘loquitos’ por enseñarnos su patrimonio e historia.

Buscando unos baños romanos acabé en un recinto califal

Uno de los puntos que tenía bien marcado en rojo para mi viaje a Cartagena era la visita al Centro Arqueológico de los Baños, en Alhama de Murcia (pulsa aquí si te interesa descubrir este yacimiento y su historia). El motivo, sencillamente porque en la actualidad contamos con pocos yacimientos con estructuras cubiertas. Además, se encuentra a poca distancia con respecto a Carthago Nova, por lo que bien merecía la pena ir hasta allí para contemplarlo.

Después de disfrutar de esta ‘preciosa joyita’ de nuestro patrimonio, y como sucediera en mi viaje a Basti, me dispuse a dar las gracias al personal que atiende a los visitantes y a felicitarle por el enorme trabajo que habían realizado para la puesta en valor de todo el complejo termal medicinal que allí disponen.

Esta persona, en agradecimiento mutuo y tras comprobar mi gran interés por la historia y la arqueología, me preguntó: ¿Conoces el Yacimiento de Las Paleras? Se trata de un asentamiento defensivo situado en el mismo Cerro del Castillo y cuya ocupación tuvo lugar desde época tardoantigua hasta el siglo X d.C. Muy posiblemente se trate del asentamiento de Laqwara citado en las fuentes árabes.

Y ahí estaba yo, pidiéndole que me dibujara un croquis para llegar a este punto en concreto y volviendo a subir a la parte alta de un cerro, como cualquier otra cabra autóctona, buscando los trabajos arqueológicos que se estaban realizando en el extremo norte donde se levanta el Castillo de Alhama de Murcia.

Reconozco que me quedan muchos lugares por descubrir y yacimientos que visitar. Admito que por mucha documentación que me prepare y me organice, al final aparecerán esta serie de sorpresas que consiguen romperle a uno todos sus esquemas, modificar el rumbo de su historia. Con ello sólo quiero decir que hablar con la gente siempre es de provecho y que ojalá se sigan dando muchos casos como estos.

Saludos.