Casares, Málaga
Escondido en el paraje natural de la Sierra de la Utrera, aunque de fácil acceso, se encuentran unos baños o termas naturales que desde tiempos antiguos se viene haciendo referencia a las propiedades curativas de sus aguas que emanan en los denominados como Baños de la Hedionda.
Historia, naturaleza y salud confluyen en un mismo lugar, dentro de la localidad malagueña de Casares y declarado como Bien de Interés Cultural.Según cuenta la leyenda popular, en el siglo I a.C. y en el transcurso de las segundas guerras civiles, las tropas cesarianas, a la espera del inminente enfrentamiento que tendría lugar contra el ejército de Pompeyo, se encontraban acampadas en las proximidades de un manantial cuyas aguas eran de color turquesa y de las que se desprendían un intenso olor desagradable.
Se daba la circunstancia que muchos de los hombres que formaban parte de las facciones de César padecían, en esos momentos, graves infecciones de sarna; un malestar que, para la época, no existía cura de alivio alguna. Esta incomodidad provocaba el impedimento para combatir a un rendimiento óptimo, tal y como se esperaba de ellos.
Cuál fue la sorpresa cuando los hombres comprobaron que, tras bañarse en estas aguas cuyo olor era tan rancio como el que desprenden los ‘huevos podridos’, sus picores mermaron de forma sorprendente. Habiendo comprobado el verdadero poder curativo de las aguas del río Manilva, el propio Julio César ordenó construir estas termas.
En realidad son muchas las leyendas que buscan dar explicación al origen de las propiedades especiales de estas aguas sulfurosas. Las hay de un mayor contenido fantástico, como la que relata que en el lugar habitaba un demonio. Este ser maligno, tras exhalar su último suspiro al ser expulsado por el apóstol Santiago, las dotó del peculiar olor a azufre tan característico. Pero sin duda, la que mayor calado ha tenido a lo largo de su historia es aquella que hace referencia a las segundas guerras civiles entre César y Pompeyo. Desgraciadamente, su rigor histórico habría que ponerlo, como mínimo, en tela de juicio.
Cuando andaba documentándome con la idea de visitar este lugar tan especial, todas las referencias que encontraba de ella indicaban que allá por el año 61 a.C. las tropas de César estaban a la espera de entrar en combate contra las de Pompeyo. ¿Año 61 a.C. y segundas guerras civiles? Yo pensaba que en esas fechas César se encontraba en Hispania en calidad de propetor intentando erradicar problemas de distinta índole como era la de combatir contra los piratas lusitanos. Muy lejos quedaban aún las guerras contra los pompeyanos (entre el 49 a.C. y el 45 a.C.)
Sobre que ambos ejércitos combatieran por estos parajes o próximo, sólo se me ocurre el pasaje de Cneo Pompeyo en las aguas de Carteia, tal y como recoge el Bellum Hispaniense en su huida hacia Gades. Los Baños de la Hedionda se sitúan en la localidad malagueña de Casares, cuyo asentamiento en aquellos tiempos aún no existía. En su lugar se encontraba Lacipo (la íbera Aleschipe, hoy Cortijo de Alechipe), una ciudad puente entre Acinipo en el Norte (pulsa aquí para descubrir la historia de Acinipo) y la costa mediterránea al Sur y encargada de controlar todo el comercio que se practicaba a través de su vía fluvial ya desde época de Aníbal. Era, por tanto, Lacipo una ciudad muy relacionada comercialmente con Carteia, llegando a estar muchos de sus pobladores emparentados. Pero nada más, no he podido encontrar referencia alguna de posibles combates cercanos en este lugar durante el transcurso de las segundas guerras civiles.
Independientemente al rigor histórico de la leyenda, la gente continúa acudiendo a estos magníficos baños romanos, de uso público aún (por lo menos hasta mi última visita), para disfrutar de sus propiedades salutíferas y tratarse la piel. Si se acercan por allí, lo primero que les llamará la atención será el fuerte olor que desprenden sus aguas.
El origen de dicha fuente parece que fuera de época romana, como así se desprende de algunos estudios realizados sobre la captación del elemento líquido y su adaptación en la obra. Con posterioridad, ya en época musulmana, sufrirá una modificación en la estructura y sistema de canalizaciones; apariencia que ha llegado hasta nuestros días y es la que contemplaremos.
Según queda reflejado en distintos medios, las gentes del lugar ofrecen una serie de recomendaciones para aprovechar, todo lo posible, las propiedades curativas de las aguas: En primer lugar, darse un baño en el interior de la terma o en el mismo cauce del río; a continuación, aplicarse una capa de su arcilla verdosa sobre todo el cuerpo, inclusive el cabello; el siguiente paso consistirá en dejarse secar la capa de barro al sol a la espera de que ésta empiece a quebrarse; por último, y para finalizar, una vez secado el barro, bañarse en el propio río.
Al llegar a las termas naturales, fui testigo de lo arriba indicado. Había gente al sol secando la capa de barro verde que cubría su cuerpo. Ya tenía conocimiento de esta práctica, pero no les puedo hablar de ella en primera persona. Recuerdo que andaba más interesado en documentar gráficamente este espléndido lugar (sobre todo de sumergirme en sus aguas sin estropear la cámara), que untarme capas de arcilla por toda la piel.
Otro dato de interés para aquellos que tengan pensado visitarlas: sus aguas se mantienen a temperatura constante de unos 18 grados, sea invierno como en verano. Yo, personalmente, les recomendaría que fueran en verano. Sobre todo si tienen pensado cuidarse la piel con la arcilla de su manantial y buscan secar el barro al sol.
Llegados hasta aquí, no dudaría en acercarme hasta el precioso pueblo blanco de Casares y recorrer sus preciosas calles de trazado andalusí, declarado Conjunto Histórico-Artístico..
Feliz visita y feliz baño a todos.
Esto se cantaba en Álora, según me cuenta mi madre: «una niña con rasquiña todo su cuerpo se monda y el médico le ha mandado los baños de la Hedionda»
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Pues ya sabes de donde viene la canción de tu madre y su sabio conocimiento. Tu que merodeas los veranos por estas costas, te lo recomiendo. Una sensación única. Por cierto, ¿lo conocías?
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No, ni idea. ùltimamente me he aburguesado mucho y me dedico más al «chiringuito», pero sabiendo que tan cerca está de donde pasamos las vacaciones, seguramente lo visitaré.
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Te lo recomiendo y si vas con niños, mejor que mejor.
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He ido hoy con mi mujer y niña, nos encanto la experiencia, existe alguna recreación ya sea romana o musulmana para ver como fueron exactamente en sus comienzos? Gracias por toda la información.
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Los Baños de la Hedionda es un lugar fascinante, lleno de magia y contexto histórico. En definitiva, una experiencia que aconsejo a todo aquel que pueda disfrutarla. Ir allí es, simplemente, cumplir con el ritual del baño de barro que se realiza con la arcilla de su orilla.
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