Año 858. Las naves vikingas de larga eslora, revestidas con redondos escudos y decoradas sus proas mediante imágenes de bestias infernales, volvían a arribar las costas de al-Andalus. En esta ocasión eran comandadas por dos jefes de gran reputación y prestigio: Bjorn Costado de Hierro y su hermano Hastein, ambos hijos del legendario rey vikingo Ragnar Lodbrok. Sus objetivos, los mismos que los del año 844 en tiempos del emir Abd al-Rahman II: atesorar todo el botón posible que se pusiera a su alcance y seguir acrecentando la estela de su fama.
Vikingos en el califato omeya de Córdoba
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