Museo Arqueológico de Delfos. Grecia.
Cuatro caballos tiran de la cuadriga conducida por el auriga. Varios jóvenes lo flanquean, sosteniendo entre sus manos las riendas de los robustos animales situados a los extremos. La carrera había concluido y el joven victorioso, luciendo la diadema de plata que lo encumbraba como campeón, desfila entre los aplausos de los espectadores que ese día se daban cita en el estadio de Delfos.