Tronaron tambores y sonaron trompetas para la batalla. Su ruido supo interpretarlo Tetis cuando Helena fue llevada a Troya. Debía poner al muchacho a salvo sin perder tiempo alguno.
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El juicio de Paris
Museo del Mosaico Romano de Casariche, Sevilla
Esta historia comienza cuando Hécuba, reina y esposa del rey Príamo de Troya, sueña con aquel que, naciendo de su vientre, acabará incendiando y destruyendo su ciudad. Sin saberlo, los oráculos habían vaticinado que el niño que llevaba en su seno, traería consigo la tragedia al reino.
Temerosos por tan nefasta predicción, tras el alumbramiento de Paris sus progenitores decidieron abandonarlo en el monte Ida para que entre sus bosques y escarpes pereciera. Afortunadamente, la criatura fue encontrada por unos pastores que lo pusieron bajo su protección como si fuera su propio hijo. Fue de esta forma como el que llegará a convertirse en el príncipe Paris de Troya vivirá su juventud siendo un humilde pastor en las montañas cercanas a la ciudad que le vio nacer.