Durante el periodo Paleolítico, el planeta sufrirá glaciaciones y cambios climáticos extremos. Allí donde antes existían amplias superficies arboladas bajo plácidas temperaturas, ahora se combate contra el frío y otras inclemencias. Posteriormente llegarán las lluvias y por último las grandes sequías. Este fue el reordenamiento natural vivido en la tierra hace millones de años.
Ilustración de grupo de neandertales habitando en cueva. Centro de Interpretación Yacimientos de la Araña, Málaga.
Paleolítico, piedra antigua, que junto al Mesolítico (piedra media) y al Neolítico (nueva piedra) definen lo que comúnmente conocemos como Edad de Piedra. Durante este periodo de la prehistoria, los hombres se constituyen en pequeños grupos, también denominados clanes, bajo un modo de vida nómada. Será, entonces, cuando surja el concepto de familia.
El hombre se verá obligado a desplazarse de un territorio a otro en busca de su continuo alimento, de su subsistencia, aprovechando los períodos estivales. Para su cobijo, alternarán las cabañas transportables fabricadas a base de troncos y paños de cuero o estableciéndose, principalmente, en cuevas naturales durante periodos cortos. Son estos refugios agrestes los únicos lugares aptos donde protegerse de las inclemencias meteorológicas y de los animales salvajes. Nos encontraríamos, por tanto, en el paleolítico inferior (2,5 millones de años al 125.000 a.C. aprox.)
En definitiva, más bien se tratarán de pequeños grupos de individuos con cierto grado de parentesco que viven de lo que encuentran, es decir, no recolectan, ni tampoco cazan. Sobre su alimentación basada en la carne, serán, básicamente, carroñeros.
Al final de esta primera etapa se descubre el fuego, fuente de luz y calor que, además, de ahuyentar a los depredadores, servirá como medio para alterar las propiedades de los recursos que obtenían de la naturaleza: tratamiento de alimentos, fabricación de nuevas herramientas, etc. Es indiscutible que con este nuevo elemento el hombre logró aumentar sus posibilidades de supervivencia.
Placa grabada de Villalba. Se trata de unas escasas muestras de arte mueble paleolítico conocidas en la Meseta. En pizarra paleozoica negra, grabada a dos caras se representan trece animales en cada una de ellas, todos équidos y cápridos. Aprox. 15.000 A.P. Museo Numantino de Soria.
Desde el 125.000 al 40.000 a.C aprox. nos encontraremos en el paleolítico medio que se desarrollará, principalmente, en Europa y Oriente próximo. En esta segunda etapa del paleolítico es cuando hará su aparición el hombre de Neandertal, especie más inteligente que las antecesoras. Se detecta cierto avance en la fabricación de instrumentos, aunque la caza seguirá dependiendo de habilidades basadas en el acoso y captura de los animales más jóvenes y débiles.
Mandíbula de Mamut Lanudo. 200.000 – 11.000, Getafe. Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid.
También se iniciará un interés por la pesca, básicamente en ríos, pero con herramientas aún muy toscas. En las zonas costeras serán los moluscos y otros productos marinos sus principales fuentes de recursos alimenticios.
El hombre de Neandertal será el que muestre, por primera vez, cierto interés por el concepto de culto espiritual, así como en las manifestaciones emanadas de las prácticas funerarias.
A partir del 40.000 a.C. hasta el 10.000 a.C. aprox., justo antes del Mesolítico, nos situaríamos en el paleolítico superior, periodo que ve nacer al Hombre de Cromañón, quien convivirá en un primer momento con los neandertales. Aparece el principio de agricultura y el concepto de sociedad primitiva, el cual diferenciará entre cazadores y recolectores. A partir de este momento se articularán las bases de las futuras estructuras jerárquicas sociales.
También se definirá una división por género, es decir, los hombres se dedicarán a la caza y a combatir contra los grupos rivales. Las mujeres, en cambio, serán las encargadas de recolectar los alimentos y cuidar de los hijos.
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